Introducción: La Búsqueda del Contentamiento
En nuestra vida diaria, a menudo medimos nuestro bienestar por las circunstancias que nos rodean. Nos sentimos "bendecidos" cuando las cosas van bien, la economía es favorable y la salud nos acompaña. Por el contrario, nos sentimos angustiados, probados o abandonados cuando enfrentamos escasez, enfermedad o conflicto. Nuestra paz interior sube y baja como una montaña rusa, dependiendo de los vaivenes externos.
Sin embargo, el apóstol Pablo nos presenta una perspectiva radicalmente diferente, un ancla en medio de cualquier tormenta. En Filipenses, hace una declaración que desafía nuestra lógica:
Filipenses 4:12 (NTV)
“Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco.”
¿Cuál es ese "secreto"? ¿Es una simple resignación estoica o una negación de la realidad? No, es mucho más profundo. El secreto no radica en la circunstancia, sino en la fuente de nuestra vida y propósito. Pablo nos da la clave en su oración por los creyentes de Colosas.
Reflexión: Crecer y Fructificar en Cualquier Terreno
La oración de Pablo en Colosenses es un mapa para entender el secreto del contentamiento. No ora para que las circunstancias de los colosenses cambien, sino para que ellos cambien en medio de sus circunstancias.
1. El Fundamento: Conocimiento y Sabiduría (Colosenses 1:9)
“Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual.”
El punto de partida no es pedir a Dios que nos saque
del desierto, sino pedirle que nos muestre su voluntad dentro de él. El
conocimiento de la voluntad de Dios, acompañado de sabiduría y comprensión
espiritual, es el GPS divino que nos orienta. Cuando entendemos que nuestra
situación actual, sea de abundancia o de prueba, está dentro del marco de la
soberanía de Dios, dejamos de luchar contra ella y empezamos a preguntarnos:
"¿Señor, qué quieres enseñarme aquí? ¿Cuál es el propósito en esto?".
2. El Propósito: Honrar a Dios y Dar Fruto (Colosenses 1:10)
“Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más.”
Aquí está la consecuencia directa de conocer Su voluntad. Nuestro objetivo principal deja de ser nuestra propia comodidad y pasa a ser la gloria de Dios. Y la maravilla es que podemos honrarle y dar fruto en cualquier situación.
En la prueba: Damos el fruto de la paciencia, la fe perseverante, la dependencia de Dios y el testimonio a quienes nos ven sufrir con esperanza.
En la abundancia: Damos el fruto de la generosidad, la gratitud, la mayordomía responsable y la humildad al reconocer de dónde viene todo.
El crecimiento no depende de que el entorno sea favorable, sino de que nuestra conexión con la Vid verdadera, Jesucristo (Juan 15:5), sea constante. El objetivo último es "conocer a Dios más y más", y a menudo, es en la presión de las pruebas donde esa relación se profundiza de manera más genuina.
3. La Fuente: El Poder Glorioso de Dios (Colosenses 1:11)
“También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría.”
Pablo sabía que vivir de esta manera es imposible con nuestras propias fuerzas. Por eso ora para que seamos fortalecidos con "todo el glorioso poder de Dios". Esta fuerza sobrenatural no es necesariamente para cambiar la situación, sino para darnos constancia y paciencia dentro de ella. Y no solo eso, sino para llenarnos de alegría. Una alegría que no depende de lo que tenemos, sino de Quién nos tiene.
Este es el secreto de Filipenses 4:12 revelado en plenitud. Pablo podía vivir con mucho o poco porque su fuerza, su propósito y su alegría no venían de su cuenta bancaria, de las provisiones de su refrigerador o de su estado de salud, sino de su íntima relación con Cristo. Por eso, un versículo después, exclama con certeza: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
El psiquiatra y superviviente del Holocausto, Viktor Frankl, observó en su libro "El hombre en busca de sentido" que aquellos que sobrevivían a los campos de concentración no eran necesariamente los más fuertes físicamente, sino aquellos que tenían un propósito, un "porqué" para vivir. Cuando nuestro "porqué" es conocer y glorificar a Cristo, podemos soportar casi cualquier "cómo" y “dónde”.
Tómate un momento para reflexionar sobre tu
situación actual. ¿Estás permitiendo que tus circunstancias dicten tu paz y tu
propósito? ¿O estás buscando activamente la voluntad de Dios en medio de ellas?
UNA ORACIÓN PARA TI
Padre celestial, te doy gracias porque tu soberanía y tu amor me cubren en todo momento. Perdóname por las veces que he puesto mi mirada en mis problemas en lugar de ponerla en Ti. Hoy te pido, como Pablo oró por los colosenses, que me llenes del conocimiento de tu voluntad. Dame sabiduría para entender tus caminos y comprensión espiritual para ver más allá de lo visible.
Ayúdame a vivir de una manera que te honre, sin
importar si mi despensa está llena o vacía. Anhelo dar buenos frutos para tu
gloria: frutos de paciencia en la dificultad y frutos de generosidad en la
bendición. Fortaléceme con tu poder glorioso para tener la constancia que
necesito hoy. Y sobre todo, lléname de tu alegría, esa que no depende de las
circunstancias, sino de tu presencia constante. Creo que en Cristo, mi
fortaleza, puedo enfrentar este día y todo lo que traiga. En el nombre de
Jesús, Amén.
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